La familia sigue un proceso de aceptación de la discapacidad paralelo al proceso del propio niño afectado. La duración de cada uno de estos estadios varía de una persona a otra. Así, algunas alcanzan la fase de reacción, pudiendo en ocasiones volver al estadio de shock inicial.
Es importante constatar que las consecuencias sociales y psicológicas de la discapacidad casi siempre involucran, aunque en diferentes grados, a todos los miembros de la familia. Resulta muy raro que el impacto de la enfermedad esté limitado únicamente a los menores afectados.